miércoles, 19 de noviembre de 2014

NUESTRO DESAFÍO ES FORTALECER Y PROYECTAR A LA NUEVA MAYORÍA


Tercera reunión ampliada, 15 de noviembre de 2014



1. Recientes encuestas, a través de una prensa controlada por la derecha, han instalado en la opinión pública la percepción de que el Gobierno y la Oposición estarían empatados. Esta sensación, a ratos empapada de desconfianza y temor, promovida a propósito, busca poner en duda la necesidad imprescindible de las reformas. Forma parte de un diseño estratégico-táctico dirigido a dividir a la Democracia Cristiana, aislarla de la Nueva Mayoría, frenar las reformas a la educación y al régimen político, y reposicionar a los actores que pierden su poder a fuerza del avance y legítima presión social del nuevo ciclo que vive el país.

2. Debemos ser autocríticos no sólo de la gestión gubernamental sino de los partidos y especialmente del nuestro. No hemos hecho las cosas todo lo bien que se podrían haber hecho. Es indudable que grupos regresivos han aprovechado las distancias que median entre el programa de la Nueva Mayoría, las expectativas de la población y las percepciones reales de lo que el Gobierno ha podido concretar. Hay una opinión crítica al Gobierno donde convergen los sectores interesados en que no haya reformas y los sectores que lucharon para que estas se realicen, pero que se ven frustrados en sus aspiraciones. Es lo que sucede con una reforma tributaria tan tímida que ha dejado intocados 280 mil millones de dólares equivalentes al PIB de Chile en el exterior y lo que ocurre con la evidente postergación de la educación pública. Esto desorienta a la opinión de la ciudadanía. Hay problemas de diseño estratégico y comunicacionales, pero sobre todo, de compromiso. De voluntad política y acción colectiva con mirada de largo plazo. Precisamos zanjar las diferencias internas del PDC y de la coalición, para fortalecer la adhesión de la ciudadanía, al proceso de transformaciones. Hacerlo con apertura, sin amenazas ni contradicciones sin altura.   

3. Para conseguir esta obligada sintonía, debemos mejorar la coordinación entre el Gobierno y la Nueva Mayoría. Pero ello, nos demanda a nosotros los democratacristianos desarrollar una actitud de servicio sin mezquindad a los requerimientos. Hay que ayudar al Gobierno y no entorpecerlo. Especialmente hay que mantener una postura perseverante y oportuna hacia todos los sectores que propician pacíficamente el avance y el progreso frente a cada coyuntura. Hacen falta vocerías en cuestiones tan relevantes como la reforma laboral, la salud, las aefepés y las relaciones exteriores En ese sentido urge recuperar la actividad de la Comisión Internacional del partido. Necesitamos una acción política con presencia en el mundo social y que esté continuamente alimentada por las fuentes ideológicas y doctrinarias que dan perfil a nuestro marco cultural. Debemos ser capaces de llevar al límite nuestra capacidad de propuesta, a través de la formulación de políticas y programas y, sobre todo, caminando junto a los jóvenes, la semilla del futuro, los trabajadores y el mundo popular todavía postergados. Así podremos actualizar y reproducir los anhelos de justicia y libertad de las pasadas generaciones.

4. La Democracia Cristiana es un partido de avanzada social, con una rica diversidad étnica, cultural, generacional, religiosa, de clases, género, pensamientos y experiencias. Debemos dar cauce a esta multiplicidad mediante prácticas pluralistas y tolerantes, sin jamás perder de vista aquello que nos une, y que nos faculta para ser constructores del Bien Común, nuestra vocación histórica de cambio por la justicia social. Somos parte de la Nueva Mayoría y nuestro desafío es fortalecerla y consolidarla. Ella es garantía de progreso de los derechos y de la dignidad de los chilenos, lo que por sentido común nos aparta de concurrir a un pacto de gobierno con la derecha. Parte de los retos futuros, es la sucesión presidencial, donde todos los partidos, también el nuestro, tienen derecho a postular un candidato. Pero pensamos que estas opciones no deben ser inoportunamente anticipadas porque, en vez de contribuir, ponen obstáculos a las transformaciones en curso.

5. Tenemos la firme voluntad de conquistar la conducción del partido a través de una alternativa amplia, mayoritaria y comprometida sin ambages con el programa de la Nueva Mayoría. Entendemos que un principio práctico para concretar esta opción, pasa por el acuerdo, primero, en torno a un programa y su adecuada comunicación, después en torno a las personas que mejor representen los ideales de progreso y de colaboración en el seno de la centroizquierda. Para contribuir a esta iniciativa pondremos a disposición de un nuevo pacto los nombres de mujeres y hombres que encarnan el liderazgo del progresismo democratacristiano.

6. Pensamos que la renovación de la mesa nacional del partido debe ocurrir con posterioridad a la realización del VI Congreso. Porque sólo así las ideas irán delante de la acción política, y sus frutos nos permitirán sortear con éxito la elección municipal de 2016. Por eso, postulamos cambiar el calendario del primer semestre del año 2015, en el sentido de prorrogar la elección fijada para el 29 de marzo, y, simultáneamente, anticipar el Congreso, fijado para el mes de julio.


Belisario Velasco, Mariano Ruiz-Esquide, Ignacio Balbontín, Raúl Donkaster, Héctor Gárate W.,  Pilar Mallea A., Alejandra Miranda, Juan Manuel Sepúlveda M., Jorge Consales, Ramón Mallea A., Diego Calderón G., Julia Panez, Paulina Gómez B., Claudia Díaz, Pedro Hernández, Patricio Huepe G., Rodolfo Fortunatti, Ricardo Moreno, Alejandro González G., , José Soto S., Abdón Anais, Roberto Moreno, Jorge Beltrán, , Carlos Eduardo Mena, Patricio Mancilla, Juan Guillermo Espinosa, Juan Guillermo Morales, Marcel Young, Raimundo González, Antonio Wagner, Mario Maureira, Nicolás Mena, Felipe Vallespir, Emilio Tapia, Rolando Vásquez, Alejandro Carril, Waldo Crisóstomo, Carlos Ortiz, Cesar Mass, Víctor Hermosilla, Juan Miguel Jara, Ranulfo Monsalve.