lunes, 24 de noviembre de 2014

PROYECCION DE LA NUEVA MAYORIA




Mariano Ruiz-Esquide

La exquisita ironía de la Política ha llevado a que los debates más polémicos han sido al interior de la Nueva Mayoría y al interior de la Vieja Minoría.  En la primera porque  hay quienes creen que es un nuevo acuerdo programático electoral a cuatro años plazo y otros creemos que es una proyección que viene constituyéndose desde hace 50 años en la base social y los partidos de centro-izquierda.

En la visión de muchos Demócratas Cristianos, especialmente entre los jóvenes y los trabajadores, esta combinación política de centro-izquierda, económicamente contraria al capitalismo, participativa y basada en la ética y la solidaridad es la superación de cada época hasta lograr un respaldo mayoritario social, político y parlamentario que no es  un exabrupto, sino un largo camino difícil y con altos y bajos.

Desde nuestra perspectiva, el primer paso fue el ideario falangista y su ampliación con el Partido Conservador Social Cristiano en la década del 50.  En la década siguiente fue el Gobierno de la Revolución en Libertad, cuyo programa contenía prácticamente todas las ideas que han surgido posteriormente.

Luego vino la confrontación con el mundo socialista, especialmente el cercano al MIR, y después la Dictadura que buscó borrar  todo vestigio progresista y de esos horrores y dolores surgió la Concertación que fue el conjunto pluripartidista más amplio  que había tenido Chile y cuyas insuficiencias provinieron de nuestra minoría parlamentaria en el Senado.

De esa experiencia surgió este último modelo que dio al Gobierno actual de la Presidenta Bachelet y a los partidos que la respaldan una mayoría no conocida y un bloque parlamentario nunca antes obtenido.

Lo que quiero reiterar es que hay una secuencia virtuosa y coherente  de la Democracia Cristiana hasta lograr lo que hoy tenemos y la pregunta es ¿vamos a despreciar lo que tanto nos costó lograr?

¿Vamos a tirar por la borda una coherencia de 50 años? ¿Vamos a lanzarnos al vacío desechando la Nueva Mayoría sin saber lo que viene para la DC? ¿O ya  lo saben y es lo que soterradamente  se gestiona? ¿El camino solitario que nos hizo perder las elecciones de 1946, 1958 y 1970? ¿O el camino del Centro impávido con pequeños aliados?

¿O acaso es la derecha el destino final que se esconde?

Estas tres alternativas son un salto al vacío y no podemos reemplazar con ellas lo que hoy podemos hacer en éste y otro Gobierno de la Nueva Mayoría donde la DC tiene  un lugar y una tarea inigualable.

La política es coherencia entre lo que se escribe y se hace.  Es también el cuidado de su cultura  y alma mater y en el  caso nuestro  son los documentos, los 14 puntos de la Falange el programa de 1964, el programa con que derrotamos la dictadura en 1990.

Nuestro V Congreso del año 2007, el propio programa como base del triunfo de ahora y la última Junta Nacional que definió nuestra posición.  Respeto cabalmente las opiniones de cada militante, pero el Partido debe condicionarse conforme sus decisiones institucionales.  Pero tenemos dificultades con el lenguaje de algunos personeros y los ataques mordaces a la DC y eso no lo aceptaremos.  Porque la unidad es indispensable y nuestro respeto es su eslabón central.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

NUESTRO DESAFÍO ES FORTALECER Y PROYECTAR A LA NUEVA MAYORÍA


Tercera reunión ampliada, 15 de noviembre de 2014



1. Recientes encuestas, a través de una prensa controlada por la derecha, han instalado en la opinión pública la percepción de que el Gobierno y la Oposición estarían empatados. Esta sensación, a ratos empapada de desconfianza y temor, promovida a propósito, busca poner en duda la necesidad imprescindible de las reformas. Forma parte de un diseño estratégico-táctico dirigido a dividir a la Democracia Cristiana, aislarla de la Nueva Mayoría, frenar las reformas a la educación y al régimen político, y reposicionar a los actores que pierden su poder a fuerza del avance y legítima presión social del nuevo ciclo que vive el país.

2. Debemos ser autocríticos no sólo de la gestión gubernamental sino de los partidos y especialmente del nuestro. No hemos hecho las cosas todo lo bien que se podrían haber hecho. Es indudable que grupos regresivos han aprovechado las distancias que median entre el programa de la Nueva Mayoría, las expectativas de la población y las percepciones reales de lo que el Gobierno ha podido concretar. Hay una opinión crítica al Gobierno donde convergen los sectores interesados en que no haya reformas y los sectores que lucharon para que estas se realicen, pero que se ven frustrados en sus aspiraciones. Es lo que sucede con una reforma tributaria tan tímida que ha dejado intocados 280 mil millones de dólares equivalentes al PIB de Chile en el exterior y lo que ocurre con la evidente postergación de la educación pública. Esto desorienta a la opinión de la ciudadanía. Hay problemas de diseño estratégico y comunicacionales, pero sobre todo, de compromiso. De voluntad política y acción colectiva con mirada de largo plazo. Precisamos zanjar las diferencias internas del PDC y de la coalición, para fortalecer la adhesión de la ciudadanía, al proceso de transformaciones. Hacerlo con apertura, sin amenazas ni contradicciones sin altura.   

3. Para conseguir esta obligada sintonía, debemos mejorar la coordinación entre el Gobierno y la Nueva Mayoría. Pero ello, nos demanda a nosotros los democratacristianos desarrollar una actitud de servicio sin mezquindad a los requerimientos. Hay que ayudar al Gobierno y no entorpecerlo. Especialmente hay que mantener una postura perseverante y oportuna hacia todos los sectores que propician pacíficamente el avance y el progreso frente a cada coyuntura. Hacen falta vocerías en cuestiones tan relevantes como la reforma laboral, la salud, las aefepés y las relaciones exteriores En ese sentido urge recuperar la actividad de la Comisión Internacional del partido. Necesitamos una acción política con presencia en el mundo social y que esté continuamente alimentada por las fuentes ideológicas y doctrinarias que dan perfil a nuestro marco cultural. Debemos ser capaces de llevar al límite nuestra capacidad de propuesta, a través de la formulación de políticas y programas y, sobre todo, caminando junto a los jóvenes, la semilla del futuro, los trabajadores y el mundo popular todavía postergados. Así podremos actualizar y reproducir los anhelos de justicia y libertad de las pasadas generaciones.

4. La Democracia Cristiana es un partido de avanzada social, con una rica diversidad étnica, cultural, generacional, religiosa, de clases, género, pensamientos y experiencias. Debemos dar cauce a esta multiplicidad mediante prácticas pluralistas y tolerantes, sin jamás perder de vista aquello que nos une, y que nos faculta para ser constructores del Bien Común, nuestra vocación histórica de cambio por la justicia social. Somos parte de la Nueva Mayoría y nuestro desafío es fortalecerla y consolidarla. Ella es garantía de progreso de los derechos y de la dignidad de los chilenos, lo que por sentido común nos aparta de concurrir a un pacto de gobierno con la derecha. Parte de los retos futuros, es la sucesión presidencial, donde todos los partidos, también el nuestro, tienen derecho a postular un candidato. Pero pensamos que estas opciones no deben ser inoportunamente anticipadas porque, en vez de contribuir, ponen obstáculos a las transformaciones en curso.

5. Tenemos la firme voluntad de conquistar la conducción del partido a través de una alternativa amplia, mayoritaria y comprometida sin ambages con el programa de la Nueva Mayoría. Entendemos que un principio práctico para concretar esta opción, pasa por el acuerdo, primero, en torno a un programa y su adecuada comunicación, después en torno a las personas que mejor representen los ideales de progreso y de colaboración en el seno de la centroizquierda. Para contribuir a esta iniciativa pondremos a disposición de un nuevo pacto los nombres de mujeres y hombres que encarnan el liderazgo del progresismo democratacristiano.

6. Pensamos que la renovación de la mesa nacional del partido debe ocurrir con posterioridad a la realización del VI Congreso. Porque sólo así las ideas irán delante de la acción política, y sus frutos nos permitirán sortear con éxito la elección municipal de 2016. Por eso, postulamos cambiar el calendario del primer semestre del año 2015, en el sentido de prorrogar la elección fijada para el 29 de marzo, y, simultáneamente, anticipar el Congreso, fijado para el mes de julio.


Belisario Velasco, Mariano Ruiz-Esquide, Ignacio Balbontín, Raúl Donkaster, Héctor Gárate W.,  Pilar Mallea A., Alejandra Miranda, Juan Manuel Sepúlveda M., Jorge Consales, Ramón Mallea A., Diego Calderón G., Julia Panez, Paulina Gómez B., Claudia Díaz, Pedro Hernández, Patricio Huepe G., Rodolfo Fortunatti, Ricardo Moreno, Alejandro González G., , José Soto S., Abdón Anais, Roberto Moreno, Jorge Beltrán, , Carlos Eduardo Mena, Patricio Mancilla, Juan Guillermo Espinosa, Juan Guillermo Morales, Marcel Young, Raimundo González, Antonio Wagner, Mario Maureira, Nicolás Mena, Felipe Vallespir, Emilio Tapia, Rolando Vásquez, Alejandro Carril, Waldo Crisóstomo, Carlos Ortiz, Cesar Mass, Víctor Hermosilla, Juan Miguel Jara, Ranulfo Monsalve.

martes, 4 de noviembre de 2014

V CONGRESO Y DONACIONES DE EMPRESAS

Rodolfo Fortunatti



En su edición del día 4 de noviembre, El Mercurio, en su cuepo C, página 2, da cuenta de la reunión sostenida entre la ministra Rincón y los presidentes de partidos de la Nueva Mayoría. En ella el timonel DC defendió los aportes de las empresas a las campañas políticas, en contra de la opinión del Ejecutivo y de las resoluciones del Congreso de la Democracia Cristiana.



¿Qué dice el texto de los Acuerdos del V Congreso Ideológico y Programático de octubre de 2007?
 
Reafirma: 

«124. La utilización indebida de recursos públicos debe ser erradicada de raíz. Los discursos no bastan, deben tomarse medidas efectivas que aseguren la transparencia y corrección en el uso de los dineros de todos los chilenos. La Democracia Cristiana quiere un Estado de cara al país, donde los ciudadanos puedan observar sus actuaciones y ser ellos el principal agente de control. Con este fin impulsaremos:  

d. Establecer que los aportes a las campañas electorales sólo pueden hacerlos las personas naturales, debidamente identificadas y con carácter público, eliminando, las donaciones de empresas o grupos de interés.» 

¿Son o no son vinculantes estas resoluciones para todos los militantes de la Democracia Cristiana? ¿Son o no son imperativas para sus parlamentarios? ¿Realmente estamos en una sociedad libre o, más bien, en un mercado libre? ¿Y por qué favorecer los intereses de los más aventajados en sus conexiones con las empresas y vestirlos con el ropaje de los partidos?
   
El día de mañana, cuando los diputados y senadores DC se opongan a esta regulación, podemos anticipar un nuevo conflicto. ¿Qué se dirá entonces? Se dirá que la indicación no estaba contemplada en el acuerdo original con el Ejecutivo, porque habrá sido vetada antes. Y, luego, ¿se persistirá en que la DC es la única colectividad que aprueba todos los proyectos del Gobierno?

Santiago, 4 de noviembre de 2014. 




Los aportes de empresa a las campañas, ¿deben mantenerse o eliminarse?

«No tengo prejuicios. Si se eliminan, bienvenido. Me da lo mismo.  Si hay un sistema alternativo, mejor todavía. Mucho mejor.»