miércoles, 9 de enero de 2008

En lo esencial, unidad

Declaración

La Democracia Cristiana realizó en el mes de octubre un Congreso Ideológico y Programático cuyas conclusiones son un ejemplo de adecuación de nuestra doctrina a la realidad chilena del 2008. Sin embargo, también es verdad que durante este tiempo nuestro Partido ha tenido conflictos internos que han culminado en el día de ayer con la renuncia de cinco diputados.

Quienes firmamos este documento lo hacemos en el ánimo de serenar nuestros espíritus, mantener la unidad del Partido y enfocar en nuestro futuro el rol que nos corresponde cumplir teniendo como norte los acuerdos del Congreso ya mencionados.

El aporte del Quinto Congreso es mucho más profundo que las dificultades que estamos sorteando. Por ello no compartimos las apreciaciones sostenidas en forma pública, por algunos militantes o ex militantes en la que señalan que la crisis de la Democracia Cristiana sería terminal y que sólo nos quedaría prepararnos para un rol menguado y secundario. Por el contrario lo sucedido debe renovar nuestro compromiso con la forma en que el Partido se ha expresado a Chile: Partido de vanguardia, Partido por la libertad, Partido para los mas necesitados, Partido para una democracia integral, Partido para cambiar la economía materialista y contraria a la equidad entre los chilenos.

Reiteramos que en esta perspectiva podemos lograr, y lo lograremos, la recomposición de nuestras relaciones internas para concluir en un todo superior a la suma de sus partes, y que sea el lugar común de cada militante.

Por eso:

1.- Valoramos como norma esencial la unidad interna en torno al proyecto global diseñado en el Congreso Ideológico, para ser capaces de ejercer una pedagogía política hacia nuestros militantes y hacia la opinión pública. Asumimos la sentancia de San Agustín:

En lo esencial, unidad.
En lo accidental, libertad.
Siempre fraternidad.

2.-Rescatamos como esencial el valor del Congreso y propusimos un documento suscrito por todas las sensibilidades y expresiones internas, planteando una mesa integrada e integradora que permitiera que nuestros líderes y eventuales candidatos a la Presidencia de la República tuvieran plena libertad y capacidad para dedicarse a expresar su opinión a Chile liberándolos del ejercicio de la Presidencia del Partido. De esta manera, a pesar de no haberse logrado plenamente el objetivo buscado, insistimos en una propuesta unitaria y dialogante entre nosotros, de respeto a quienes han abandonado nuestras filas, pero de claridad para señalarle a nuestros militantes y a la opinión pública que el espíritu y la vitalidad esencial de la Democracia Cristiana están en su historia, en sus testimonios, en su gente, en sus instituciones, en el compromiso con la Concertación y con los más pobres y vulnerables de Chile; y que nada de ello está fuera de la Democracia Cristiana.

3.-Proponemos también:

a) Una pronta entrega de los documentos del Congreso a las bases del Partido;
b) El inicio inmediato de una campaña de difusión interna y externa de dichas conclusiones;
c) Una programación también inmediata de las visitas de nuestros dirigentes a todas las comunas de Chile; y
d) La expresa petición a nuestros militantes de no generar conflictos innecesarios a quienes abandonaron el partido, pero asimismo, la expresa exigencia de resguardar el respeto a la Democrácia Cristiana con la fuerza de nuestros argumentos.

4.-Llamamos a nuestros camaradas, a los independientes y a nuestros partidos de la Concertación, a enfrentar con responsabilidad y entereza lo que viene sucediendo entre nosotros, al interior de nuestro Partido y en Chile entero. Por razones éticas nos unimos para derrotar a la Dictadura y por las mismas razones debemos seguir unidos hasta completar el cambio en la sociedad chilena. Por el respaldo que el país nos ha dado debemos asumir que no caben entre nosotros ni la corrupción ni la falta de compromiso ético. Pero también por estas mismas razones les pedimos templanza y serenidad para defender una democracia que tiene como base partidos de pensamiento claro y esperanzador.

Este es el mensaje que busca hacer de la Democracia Cristiana el instrumento con que podamos avanzar hacia una patria más justa, más libre y más solidaria; que no se construye sino con una Concertación querida y valorada por los chilenos. Instamos a elevar la calidad de nuestras controversias políticas frente a las discusiones insulsas que nos opone la derecha. Hacemos un llamado al respeto por nosotros mismos y por la investidura de los cargos y responsabilidades que el país nos ha confiado.

VC/ Santiago / 9 de enero de 2008.