martes, 22 de mayo de 2007

Cuando la propaganda es política

Rodolfo Fortunatti

A horas del Mensaje Presidencial, el diario La Tercera inició una ofensiva comunicacional desde sus primeras planas y a grandes titulares. Y así, buscando un golpe de efecto, el sábado 19 comenzó su campaña con el siguiente rótulo: «Desaprobación a Bachelet (46%) supera su nivel de respaldo (40)». El domingo 20, su principal encabezado decía: «Apoyo a Bachelet en Santiago llega a 33%, contra 46% en regiones». Y el día 21: «Bachelet rinde cuenta anual en su peor momento y con énfasis en anuncios sociales».

La noticia no quedó ahí. Se difundió por todas partes en etiquetas al estilo de «La popularidad de Bachelet sigue cayendo», «Aprobación chilena Bachelet cae a peor nivel», «Chile: El rechazo a la gestión de Bachelet ya supera al respaldo», «46% la desaprueba», «Michelle Bachelet pierde apoyo popular», «La popularidad de Bachelet sigue cayendo», «Gobierno: última encuesta es llamado de atención…»

Pero, ¿cuán veraz y objetiva era la información proporcionada por el diario? Desde luego, su origen era un sondeo de opinión. Un estudio hecho por el ‘Centro de Encuestas’ de… ¡La Tercera! O sea, el mismo matutino convertido en su fuente de información, cuestión que no tendría nada de objetable si la encuesta de marras pasara satisfactoriamente los exámenes de confiabilidad y validez. Como se sabe, la prueba de la confiabilidad consiste en que los resultados del sondeo sean más o menos semejantes a los arrojados por otros estudios. La prueba de la validez consiste en que la encuesta indague realmente lo que quiere averiguar.

¿Cómo determinar cuán válida y confiable es la medición del ‘Centro de Encuestas’ de La Tercera? De entrada, hay que irse a la construcción del cuestionario, a la elaboración de las preguntas. Y aquí, la pregunta que apunta a la popularidad de la Presidenta no parece estar bien formulada. Ella dice: ¿Usted aprueba o desaprueba la gestión de Michelle Bachelet? Una interrogación más precisa habría sido la que hicieron el CEP y Adimark: ¿Usted aprueba o desaprueba la forma como Michelle Bachelet está conduciendo su gobierno? O, la del CERC: ¿Usted aprueba o no aprueba la gestión del gobierno que encabeza la Presidenta Bachelet? Seguidamente, hay que irse a la muestra. El de La Tercera es un sondeo telefónico hecho a residentes de 49 ciudades del país. En contraste, las encuestas CEP son presenciales y cubren todo el territorio, con la sola excepción de Isla de Pascua. Las encuestas CERC, a su vez, alcanzan al 70 por ciento de la población nacional a través de una muestra de 1200 casos. Hay también que ver en cuánto tiempo se hizo el trabajo. Las llamadas telefónicas de La Tercera a los encuestados, se efectuaron en 3 días. Adimark, para igual sondeo telefónico precisó 17 días.

Pero quizá donde el ‘Centro de Encuestas’ de La Tercera muestra sus mayores falencias metodológicas, sea a la hora de pasar la prueba de la confiabilidad. Digamos que cualquier observador medianamente informado compara los resultados de un sondeo de opinión con los hallazgos de otros estudios. Digamos, además, que cualquier observador medianamente informado espera que una encuesta revele las variaciones ocurridas en las opiniones de la gente. Pues bien, cuando un observador medianamente informado ve los resultados de La Tercera y los compara con los del CEP, del CERC, e incluso, con los de Adimark, no puede sino concluir que el país está sumido en la bipolaridad. Que ya no son opiniones, sino violentos cambios de estado los que lo arrastran de la euforia a la depresión, y viceversa.

Y es que hace sólo un año el ‘Centro de Encuestas’ de La Tercera le daba un 66 por ciento de aprobación a la Presidenta, y sólo un 16 por ciento de desaprobación, cuando el Cerc registraba el doble, un 32 por ciento de desaprobación. De agosto a diciembre de 2006, el ‘Centro de Encuestas’ de La Tercera hizo caer la desaprobación a la Presidenta del 37 al 24 por ciento, cuando el CEP la mantuvo estable en el 31 por ciento. No hay consistencia.

Sin embargo, ¿cuál es el valor del ‘Centro de Encuestas’ de La Tercera y, en particular, de su último trabajo? Pues, algo muy necesario para las libertades y para la vida democrática: sirve de fondo para advertir el contraste entre lo que es pura propaganda política —que esa es la lección de este fin de semana— y lo que es un buen oficio.