miércoles, 16 de mayo de 2007

¿Revolución “sarkozysta” en Chile?

Rodolfo Fortunatti

Hay quienes quisieran ver en el comportamiento de la derecha, la versión autóctona de la anunciada revolución ‘sarkozysta’. Derecha popular la llama Pérez de Arce. Popular o ‘sarkozysta’, ¿cuál es el programa, la estrategia y el modo de operar de esta derecha?

Primero, su programa —el verdadero perfil de la candidatura Piñera— entraña una ruptura con la tradición republicana, y una restauración neoliberal que se reclama más modernosa pero también más autoritaria. Es una derecha que desconfía del Estado, de la sociedad civil organizada, y de la solidaridad como principio ordenador de las relaciones sociales. Segundo, su estrategia político-electoral consiste en el empleo de medios orientados a vulnerar las alianzas de centro-izquierda, con el fin de desgajar de aquellas sus lealtades más débiles. Tercero, su estilo es la provocación permanente, sistemática y sin escrúpulos. Un talante que no duda en azuzar el descontento y la insatisfacción social, empujando el conflicto a grados inauditos de violencia.

Nada refleja mejor el carácter de esta derecha, que su comportamiento político frente al Transantiago. Tres opiniones simples, fáciles de entender y encubridoras de la realidad —como todo pensamiento Alicia—, dan cuenta de esta conducta. Desde luego, la formulada por la senadora
Evelyn Matthei, una de las cartas presidenciales de la UDI, y dueña de la mejor performance con el admirado estilo ‘sarkozysta’. ¿Cómo ha replicado a la propuesta de Frei de un Estado responsable de dar continuidad a los servicios? Lo ha hecho despreciando al Estado. Mostrándolo como una fuente de ineptitud y corrupción y, a sus funcionarios, como venales e incompetentes. Le ha bastado preguntar «a quién pondría Frei en su empresa estatal: ¿A la gente de EFE, de Chiledeportes, de los programas de empleo, a los que pavimentaron la Alameda, o a quienes hicieron contratos con sus parientes en Codelco? ¿O tal vez a quienes obtuvieron jugosas indemnizaciones al final de su gobierno?» Todo un ejemplo del programa de la derecha.

Otra pieza oratoria para el bronce, es la del presidente de la UDI, partido que ha defendido a todo evento la herencia autoritaria de las micros amarillas, y extendido el acta de defunción al actual plan. «Invitamos, emplazamos, le rogamos, díganme ustedes cómo se lo decimos al Gobierno, para que termine con Transantiago y hagamos un sistema razonable», ha dicho
Hernán Larraín. Y ha sido el ex Presidente Frei quien le ha respondido, desenmascarando de paso el angustiado grito de la derecha: «Lo único que quiere la Alianza —ha declarado el senador—, es que el Gobierno se desangre para un interés político electoral». Todo un ejemplo de la estrategia de la derecha.

En la misma línea de Larraín, aunque de un modo que no puede ser juzgado sino como una irresponsabilidad política, el senador
Pablo Longueira ha expresado que «el Transantiago fracasó porque la gente dejó de pagarlo, porque la reacción de la ciudadanía de Santiago es decir ‘a mí me transportan como animales, perfecto, pero yo no pago’. Y para ser honestos, uno siente un grado de justificación. Cuando uno escucha la humillación que siente la gente más modesta que es transportada, la verdad es que yo le encuentro razón de no pagar». Valga la reiteración: «Yo no soy y no he sido nunca un populista, nunca he sido partidario de situaciones que no son correctas, pero reconozco que cuando uno escucha la humillación de la gente más modesta, le encuentro razón en no pagar». Por cierto, la consumación del populismo es precisamente la apología de la transgresión, la invitación a violar el Estado de Derecho, que no otra cosa es lo que hace esta ideología de legitimación. Todo un ejemplo del estilo de la derecha.

Si la sensatez triunfa sobre las humillaciones; más todavía, si por su sensatez la gente se sobrepone a las humillaciones y se mantiene digna, entonces podemos estar seguros de que no se equivocará a la hora de responder las preguntas de rigor: ¿Ganará en Chile esta derecha como lo hizo en Francia? ¿Logrará gobernar Francia? ¿Dará gobierno a Chile?
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